¿Por qué este deporte es algo más que un juego?
Gracias a sus características y sus cualidades, el juego del pádel ha conquistado rápidamente a jugadores de todas las edades y sin distinción de sexo. Deportistas y personas de vida sedentaria, aficionados al entrenamiento en tenis u otras disciplinas, todos unidos en la disciplina deportiva ideal.
Quizás el disfrute de los jugadores comience por la más fácil adaptación al juego del pádel. Como ya hemos dicho, el juego del pádel se convierte en una actividad deportiva ideal para aquellas personas que, independientemente de su edad, sexo y condición física, pueden practicarlo de forma más o menos exigente consigo mismas.
Además, el inventario que tenemos para aprender el juego del pádel se adapta a todos los bolsillos. Y a pesar de que al principio sólo estaba al alcance de la élite, ahora es un deporte que no cuesta mucho en comparación con otras disciplinas. Un paquete de tres pelotas para jugar al pádel no supera los 6 euros, podemos encontrar zapatillas no muy caras, una pala por menos de cien euros y cómodos uniformes deportivos.
Pero su éxito va más allá y encontramos otra de las principales razones de su popularidad.
Este deporte es mucho más que jugar al pádel.
Practicar este deporte es mucho más que jugar al pádel, con todos los beneficios que ofrece la práctica de esta disciplina deportiva. Y se convierte en una forma ideal no sólo de hacer ejercicio, sino también de desconectar del estrés cotidiano y de volver a conectar con los compañeros.
A nivel físico, jugar al pádel es un deporte muy expansivo que nos permite evitar una vida sedentaria, utilizando tanto los niveles superiores como inferiores de esfuerzo mientras quemamos calorías. Pero no sólo eso, con la práctica y al aprender a jugar al pádel, mejoraremos otros aspectos como la coordinación, la flexibilidad, la velocidad, los reflejos. Además, no podemos olvidar que, como toda actividad aeróbica, mejora nuestra salud cardiovascular y favorece un estilo de vida saludable.
Por otro lado, jugar al pádel también nos permite pasar un buen rato ya que es divertido, fácil de jugar y perfecto para olvidarnos por un momento de los problemas de nuestro día a día. Esta es la razón por la que, además de los partidos habituales y los torneos de fin de semana, muchas personas aprovechan al final de la jornada laboral para ir a aprender a jugar al pádel o quedar con los amigos para jugar al pádel, desconectar y liberar estrés.
Para empezar, es un deporte de dobles. Es cierto que se puede jugar uno contra uno y que existen pistas especiales de pádel individual que se adaptan a esta modalidad, pero sinceramente, es mucho menos divertido y pierde muchas de las cualidades de este deporte. Lo más habitual para un partido de pádel es el dos contra dos, y para ello necesitamos una pareja de compañero, que puede ser un familiar, un amigo, tu pareja sentimental. O incluso un desconocido. Pero elijas la opción que elijas, es importante tener una buena relación, no sólo porque se reflejará en la compenetración que demostraremos dentro del padel, sino también porque pasaremos mucho tiempo juntos.
En segundo lugar, es un deporte estupendo para jugar con amigos. Y todos sabemos que el pádel se reparte entre el partido y la cerveza o las copas para después del partido. ¿Y qué hay mejor que repartir una partida de pádel y una caña de cerveza con los amigos? Desde su llegada a España, esta disciplina ha ido ganando adeptos y se ha convertido en el plan perfecto para después del trabajo.
Por otro lado, los torneos de pádel se han consolidado como el plan perfecto para cualquier fin de semana, ya que se presentan como la opción ideal para jugar a otros juegos, disfrutar de un buen ambiente, conocer a mucha gente e incluso tener la oportunidad de ganar tu premio.
Estas son sólo algunas de las razones que hacen que aprender a jugar al pádel sea algo más que un deporte.
Como decíamos en el título de este artículo.