La figura de un entrenador de pádel en el banquillo de un equipo es vital entre los jugadores profesionales. Y si hablamos no sólo de los que viven de este deporte, sino también de aquellos principiantes que empiezan a dar sus primeros pasos en el mundo del juego y el aprendizaje del pádel. En ambos casos, la presencia de un entrenador es de vital importancia.

Cinco razones por las que la presencia de un entrenador en un partido de pádel es vital.

1. Repasar las últimas estadísticas
Tras la sesión de entrenamiento previa al partido, la figura del entrenador de pádel debe recordarte lo que has visto y trabajado en los entrenamientos durante la semana, así como recordarte las reglas y tácticas a seguir para el partido. Poco antes del saque inicial, la tarea consistirá en resumirlo de forma sencilla y concisa, haciendo hincapié en los puntos clave.
Por ejemplo: recordar a los jugadores que la pareja contraria siempre empieza de forma muy agresiva.

2. ser la voz en el descanso
El entrenador de pádel debe ser la persona que ocupe los tiempos de descanso y ser el actor principal de esa escena. Esto no significa que no pueda compartir impresiones con su visión del juego, todo lo contrario, pero debe ser él quien lleve el flujo de la conversación.

3. Analizar lo que está pasando en el partido y transmitirlo en los descansos
Aunque dentro de la pista de pádel te des cuenta de que muchas cosas están fuera, donde puedes ver el 100% de lo que ocurre. El trabajo del entrenador es ver lo que funciona y lo que no e intentar comunicarlo durante los descansos.

Por ejemplo: Comentar que el rival está fallando muchos saques hacia atrás no forzados y jugar el mayor número posible de esos saques.

4. Ayudar a superar los momentos críticos
Durante un partido pueden ocurrir cosas que consideremos críticas. El Mentor del Equipo de Pádel debe estar ahí para ayudar a una pareja o a uno de los jugadores proporcionándoles formas en las que puedan resolver su problema.

Por ejemplo: Si un jugador está estresado porque no sabe cómo jugar con el viento, anímale a jugar golpes fáciles y de poco riesgo sobre la pelota.

5. Anima a tus jugadores
En cada descanso, el entrenador debe estar ahí para animar a sus jugadores. Si todo va bien, deberá seguir animando y comentando que no deben relajarse para evitar una posible reacción de los adversarios. Si el marcador no está a favor de tu equipo, tendrás que animarles para que no decaigan y sigan luchando para cambiar la situación.

Por ejemplo: En cada intercambio, anímales a dar una palmada en la espalda o a chocar las manos o las raquetas con su compañero.